lunes, 7 de abril de 2014
Media Maratón de Madrid 2014: un sueño que parecía imposible, pero que se ha hecho realidad.
Satisfacción. ¡¡¡Si señor!!!. Eso es lo que me invade por dentro. Las lesiones provocan que te veas en el fondo de un profundo pozo, y te hacen sentir que estarás ahí para siempre. Pero una vez fuera del agujero, la vuelta a la actividad deportiva ayuda a que te sientas bien, muy bien. SATISFECHO y GOZOSO. Creo que así se puede resumir mi estado.
Éramos cinco los que empezamos, y cinco hemos sido los que nos hemos puesto delante de la cámara después de la carrera. Pero entre estas dos fotos hay muchas historias, muchas charlas, mucha música y muchas sensaciones que intentaré transmitirte en esta crónica de la carrera.
Eran las 7:10 cuando sonaba el despertador. Ducha mientras se calienta el desayuno: cereales y zumo. Todo está preparado desde la noche anterior. La camiseta verde con su dorsal, el pantalón, calcetines, zapatillas, la cinta del pelo, rodilleras, unos guantes por si acaso y unos euros, para poder tomar un café antes de correr y una caña después de acabar.
Había quedado con Chus y Miri a las 8:00 para ir juntos hasta las inmediaciones del Retiro. Y allí llegamos a la hora convenida, tras aparcar gracias a las habilidades de la rubia del grupo. Los otros dos miembros del equipo, Edu y Dani, nos tendrían que estar esperando a las 8:30 en la cafetería de turno, pero ellos tuvieron menos suerte para aparcar. Al final vendrían utilizando el metro, mientras nosotros, tras esperarles a las puertas del parque rodeados de cientos de otros participantes, nos tomábamos el café previo a la carrera, ese que nos ayuda a ponernos a tono, y justifica la subsecuente visita al servicio.
Aprovechamos el tiempo de espera de Dani y Edu para acercarnos hasta los roperos y dejar allí la ropa de recambio para después de la carrera. Un gran trabajo de organización y de voluntarios bajo las carpas militares donde, cuando llegamos nosotros, muchas otras bolsas ya reposaban ordenadas en el suelo.
La fiesta estaba asegurada. La concentración multicolor en el Paseo de Coches del Retiro, con predominio del color verde-pistacho, era extraordinaria. Más de veinte mil participantes inscritos conformaban una multitud ansiosa por tomar la salida de esta nueva edición del Medio Maratón de Madrid.
Numerosos grupos se daban cita en los alrededores de la salida. Entre ellos estaba un grupo clásico de camisetas amarillas formado por miembros de la brigada paracaidista de Alcalá de Henares, acompañada de su inconfundible estandarte. Un grupo que dio mucho juego durante la carrera. Y entre todos ellos estaba el nuestro, ya agrupado en su totalidad, posando con caras sonrientes y relajadas antes de empezar la carrera.
Y a las 9:15 se dio, puntualmente, la salida de la carrera. Pero donde nos encontrábamos nosotros nadie se inmutó. Ni se oyó el disparo, ni la multitud se empezó a mover hasta pasados 5 minutos. Normalmente salimos en posiciones bastante más adelantadas, donde el porcentaje de corredores masculinos es muy mayoritario, pero en el grupo de 1h:55m donde estábamos el porcentaje de féminas era mucho más alto de lo que estamos acostumbrados. Tardamos en pasar por debajo del arco de salida 7 minutos desde el disparo inicial, rodeados de una multitud de corredores de todas las edades.
Y en cuanto salimos del Retiro, el recorrido de la carrera nos introdujo de lleno en las calles de Madrid, con sus imponentes edificios y bonitas fachadas. Dani y Edu se quedaron un poco más atrás, reservando las fuerzas, y no volvimos a verles hasta volver al Retiro. Subimos por Príncipe de Vergara a ritmo suave, desentumeciendo los músculos poco a poco. Esta vez nos daba tiempo a charlar e ir disfrutando del magnífico entorno que supone una mañana de domingo madrileña. Enseguida el recorrido nos llevó a cruzar por encima de la Castellana, donde las sonrisas y la energía desbordante eran compañeras de aventura. Buenos síntomas durante los primeros 3 Km.
Y por la calle Almagro llegamos a la calle Santa Engracia, donde comenzaba la continua pendiente que no iba a abandonarnos hasta llegar a Plaza Castilla. Mi amigo Alberto me dijo que estaría haciendo fotos en el Km 4, pero cuando pasamos por allí, no le vimos. WhatsApp funciona incluso corriendo, y la respuesta de Alberto me confirmó que se había quedado en el Km 2. No nos vimos esta vez. Cuando pasamos por el Parque de Bomberos de la Calle Santa Engracia esperábamos encontrarnos con las características balizas, sirenas y gritos de ánimo de los miembros del cuerpo. Pero en esta ocasión, quizás porque se habían cansado ya para cuando pasamos nosotros o porque los vecinos hayan protestado en ocasiones anteriores por el alboroto generado un domingo por la mañana, no hubo animación visible en ese punto.
Antes de llegar a la Glorieta de Cuatro Caminos, donde se encontraba el Km 6 de la carrera, compartimos unos cientos de metros charlando con Luis, un veterano corredor que nos contó que, a pesar de empezar a correr en la madurez, llevaba acumulados en sus piernas 32 maratones, con tiempos por debajo de 3 horas en numerosas ocasiones. Eso fue hace años, pero a sus 72 años sigue corriendo como el que más. En esta ocasión llegó a la meta, lo he comprobado, en poco más de 2 horas. ¡¡¡Enhorabuena, Luis!!!
Pasamos por Cuatro Caminos a los 33 minutos de carrera, a una media de 5:30 min/Km. Un buen ritmo para el objetivo de hoy. A falta de sirenas y gritos de ánimo en Santa Engracia, un grupo de la BRIPAC, con camisetas rojas, iba animando el recorrido con cánticos diversos, donde el grupo repetía la letra entonada por el solista. Muchos nos unimos al ritmo vibrante de la música mientras nos encaminábamos a lo más alto del recorrido, la Plaza de Castilla.
La Plaza de Castilla estaba un poco antes del Km 9 del recorrido, y pasamos por delante del obelisco en menos de 50 minutos. Mantuvimos la media de 5:30 min/Km durante todo Bravo Murillo. Un buen registro teniendo en cuenta que, a partir de ahora, el perfil se volvía mucho más favorable. Mateo Inurria y las estrecheces de la Calle Platerías, seguida por los Caídos de la División Azul, nos embocaron ante el Km 10, donde el chip registró un tiempo de 1:02:12. Si a este tiempo le restamos los 6:59 minutos que tardamos en pasar por el arco de salida, nos da un crono de 55:13 para el paso por los 10 Km.
Muchos nombres en las camisetas multicolores. Nombre diversos, algunos cercanos, lucían en la espalda de muchos corredores y corredoras. Las nuestras no eran las únicas camisetas personalizadas. Desde Plaza Castilla hasta el Retiro fuimos corriendo junto a otro veterano, que nos comentó que había empezado a correr hace 4 años. No sé las razones de ese cambio de vida, pero yo tengo mi teoría personal acerca de los que, de repente y sin haber tenido un pasado deportivo, empiezan a correr pasados los 40. Otro día os la contaré frente a una copa de buen vino. Es un tema que no se merece menos...
Tramo rompepiernas hasta llegar a la Calle Serrano, que aunque ponía a prueba nuestros cuádrices, permitía disfrutar de panorámicas increíbles, con cientos, miles de corredores inundando las calles madrileñas que bajaban y volvían a subir. Incrementamos un poco el ritmo hasta los 5:12 min/Km durante algo más de dos kilómetros, aprovechando este momento para relajar brazos y piernas dejándonos llevar en las bajadas.
Y llegamos al Km 13 en María de Molina a un ritmo de 5:13, donde nos enfrentamos a la última subida del recorrido antes de llegar a Alfonso XII. No había que pensarlo, simplemente había que seguir corriendo hasta alcanzar el cruce de Diego de León con Príncipe de Vergara. Y así lo hicimos. Llegamos al Km 14 que significaba los dos primeros tercios del recorrido. Ya costaba menos seguir que dar la vuelta, y los ánimos seguían por todo lo alto.
Bajando por Príncipe de Vergara y refrescándonos con el agua de los puestos de avituallamiento, llegamos a la tapia del Retiro. El ritmo en este tramo se mantenía en los 5:17 min/Km. Estábamos en plan. Y en el Km 16 los ánimos desde la acera se hicieron más calurosos. Cientos de personas se congregaban en las inmediaciones del Parque desde donde, hora y media antes, habíamos comenzado a correr.
Era el tramo final y necesitábamos concentración y distribuir las fuerzas para llegar al final. Se acabaron las fotos. Miri decidió, pasado Ibiza, probarse para el próximo Maratón, y cambió el ritmo. Vimos como, zancada a zancada, se iba alejando de nosotros. Yo me quedé con Chus, a quien la compañía no le vendría mal. Habíamos quedado en llegar juntos, y así lo hicimos. Me tocaba marcar un ritmo lo suficientemente rápido para llegar en un tiempo adecuado pero lo bastante lento a la vez para mantener las fuerzas suficientes que evitaran parar antes de la meta. Así el Km 17 cayó a un ritmo de 5:04, y el 18 lo hizo en 4:50. Era una renta ideal para enfrentarnos a los 2 últimos kilómetros de subida, antes de entrar en el Retiro de nuevo.
Cuando enfilamos la subida de Alfonso XII se produjo un revuelo en la parte derecha de la carrera. Un corredor se desvanecía, y los servicios médicos tenían que atenderle. Deseo que no fuera nada serio. Chus mantenía una buena respiración, lo que le ayudaba a mantener un ritmo de carrera más rápido que el de muchos participantes. Subir sintiendo que tus fuerzas están en mejores condiciones que las del resto de corredores ayuda a superar los kilómetros. Y a ese ritmo enseguida pudimos ver al fondo la famosa puerta, la de Alcalá, que marcaba el inicio del último kilómetro.
Y en la calle de Alcalá comenzó el último kilómetro. Los dos últimos los habíamos cubierto a un ritmo de 5:27 y este iba a ser más rápido en cuanto entráramos en el Parque. Y cuando iba yo haciendo mis cálculos de ritmos y tiempos, oigo gritar mi nombre desde el centro de la calle y, al volverme, le vi allí. Era Alberto, cámara en ristre, realizando el reportaje fotográfico que había anunciado. Gracias por la fotos Alberto, la única, por ahora, en la que salgo yo corriendo...
Cruzamos la puerta del Retiro que nos devolvía al Paseo de Carruajes, pero ahora cuesta abajo. Había que abrir el compás todo lo posible y dejarse caer con toda la fuerza que nos quedaba. Restaban poco más de 500 metros para cruzar la meta, y Chus hizo el último esfuerzo para llegar con un buen registro. Vamos, vamos!!! Ya está ahí. Sigue !!! No, ese arco no es, es el siguiente, el que tiene el reloj... Vamos, vamos !!!
Y llegamos. Al final marcamos un crono dentro de lo esperado, entre 1:50 y 1:55. Y posamos primero junto al globo de 1:50, la marca que acreditamos, y luego junto al de 1:25, la marca que nos gustaría poder acreditar. Lo cierto es que la marca no era lo importante, pero las caras de satisfacción por el resultado logrado se notaban en nuestros rostros.
Estos son nuestros tiempos oficiales recogidos en la clasificación de la carrera. Desde el 1:52:47 de Miri al 2:02:39 de Dani y Edu, pasando por el 1:53:35 de Chus y mio. Resultados que se ajustaron a nuestros deseos y que nos han dejado a todos muy satisfechos.
Las zonas de césped cercanas al área de roperos se convirtieron en un improvisada pradera de descanso, favorecido por el día soleado y luminoso que hacía en Madrid. Aprovechamos el lugar para hidratarnos, estirar y recuperar un poco las fuerzas tras el esfuerzo realizado.
Y no, no era una mesa de pic-nic. Se trataba de unos dispensadores de gel frío del que todos los que pasamos por allí nos servimos de forma abundante. ¡Funciona!. Y mientras unos intentaban tumbar uno de los abetos mas grandes del Retiro, o quizá no, otras paseaban por el parque con un inmenso globo en la mano, convirtiéndose en la envidia de pequeños y grandes.
Un día fantástico donde la primavera deslumbrante se mostró en todo su esplendor. Una reunión extraordinaria de buenos amigos. Una carrera multitudinaria por un recorrido emblemático que me ha demostrado que el pozo de la lesión por el esguince de tobillo ha quedado ya atrás. Disfrutemos del momento y sigamos adelante preparando la carrera del Maratón del próximo 27 de Abril. ¡¡¡ Espero veros allí !!!
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Como me alegro que volváis a correr juntos y veros tan contentos a todos, ¡¡enhorabuena!!
ResponderEliminarPor cierto ese globero de 1h25' tiene mas peligro que una caja de Bombas, jajaja ¿Os regalo el globo? Raul es un tio cojonudo.
A.Alaminos
Muchas gracias, Alberto. No sé quién de los dos "globeros" que aparecen en la foto es Raúl, pero el más alto de los dos fue quien le regaló el globo a Miri, quien disfrutó como una niña de infantil paseándolo por el Retiro, Cibeles, Sol y Ópera. La envidia de pequeños y grandes. Todo un atractivo fotográfico para los turistas y viandantes... Dale las gracias a Raul de mi parte!!!
EliminarFantástica crónica. Parece mentira que haya sido la misma carrera en la que yo he participado. La vuestra parece una auténtica fiesta. Que disfrute! Y que de fotos! Felicidades a todos y en especial a ti por dejar atrás la lesión del tobillo. A por el maratón!
ResponderEliminarYolanda, http://lapinguinaveloz.blogspot.com, espero que pronto encuentres el objetivo ese que estás buscado para que te sirva de acicate. No obstante, mientras tanto, si un día vas a correr y no tienes muchas ganas de levantarte de la cama ni/o con quien juntarte, danos un toque y le hacemos un hueco a una pingüina... y así nos lo pasamos bien, espero, todos juntos ;-). Gracias por tu comentario. Espero poder verte algún dia en una próxima fiesta del atletismo popular. En el maratón? Quién sabe !!!
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