Segundo Maratón a mis espaldas... los dos en Madrid... y, por suerte, QUÉ DIFERENTE HA SIDO ESTE DEL PRIMERO !!!!!
Este año, comenzando el viernes con mis "entrenamientos alternativos" (léase bailando salsa y ritmos latinos), el sábado con los preparativos de comidas y vestuario, y el domingo desde el primer momento en que abrí los ojos hasta que me acosté por la noche, todo fue diversión, orgullo y satisfacción. Con estas sensaciones, cómo no pensar en que "no hay dos sin tres" ??
Pero comencemos desde el principio. El sábado por la noche, a 12 horas de dar comienzo la XXXVI edición del Maratón Popular de Madrid (MAPOMA), todo el utillaje estaba ya dispuesto, camiseta con dorsal incluida, y me preparé para cenar un buen plato de pasta acompañado de una fría cerveza Alhambra. Carbohidratos y bebida energética antes de acostarme para preparar la demanda de calorías del día siguiente.
Y llegó el domingo tan esperado. Después de cuatro meses de preparación, la cita con este reto, dispuesto desde el año pasado, estaba aquí. Era la oportunidad de resarcirme del calvario sufrido durante mi primer maratón, acabando esta vez con la suficiente energía como para disfrutar del recorrido y mostrar una sonrisa (y no una cara de sufrimiento) en la linea de meta. Despertador tempranero, desayuno energético, vestuario dispuesto y todo preparado para que Celia y Miri me recogieran a las 7:02 de la mañana antes de pasar a por Andy. Algunas calles de Madrid a las 7:30 de la mañana, alejadas del centro neurálgico de la carrera, estaban desiertas. Momento idóneo para tomarnos un café caliente, eliminar el último peso corporal y hacernos una foto recuerdo del grupo.
Entretanto, cientos, miles de atletas se iban acercando a la Castellana, entre Cibeles y Colón, para ir preparándose para la salida, que se daría a las 9:00 de la mañana. Todo dispuesto por la organización para acompañar el paso de los primeros atletas, probablemente algunos de ellos entre los africanos que se estaban preparando en plena calle.
Entre 8:15 y 8:25 habíamos quedado en la puerta del edificio de Correos para hacer la foto de grupo, vestidos de morado, con el Equipo Darvet, pero cuando llegamos a las 8:17, Yolanda, "La Pingüina Veloz", me anunció que ya habían hecho la foto... Bueno, qué le vamos a hacer. Con tu permiso, Yolanda, te "robo" la foto de tu crónica personal y añado la que nos hicimos contigo.
Tras despedirnos de Yolanda deseándole suerte, nos fuimos en busca del resto de nuestro grupo. Eran casi las 8:30. Y allí estaban: Edu y Paloma, Dani, Celia, Andy, Alfonso, José Luis, Mirian y yo. Pero... y Alberto? Dónde estará Alberto? Mientras le esperamos, unas fotos divertidas, en consonancia con nuestro humor.
Y al mismo tiempo, sobre la Plaza de Colón, varios paracaidistas aterrizaban portando una bandera en apoyo de Madrid 2020. Qué estupendo poder volar así... Todo un espectáculo.
Se acercaba la hora de la salida y los cajones se iban llenando de corredores. El frío matinal se hacía menos apreciable gracias al calor humano. Pero Alberto, mi liebre de lujo para la segunda parte de la carrera, seguía sin aparecer. Intenté contactar con él por teléfono, pero no contestó.
Nosotros ya estábamos dentro. El pulsómetro me marcaba 74 ppm, buen ritmo contando con la emoción del momento. Nuestra fotógrafa oficial particular, Paloma, buscaba las mejores instantáneas desde su atalaya. Se convirtió, desde mi posición, en una cazadora cazada...
Obviamente, lo mejor que encontró Paloma (o no?) fue a nosotros entre todo el gentío. Suena el teléfono y es Alberto. ¡Ha decidido correr el maratón completo!. ¡Estupendo!. Pero el problema es que está atrapado en las colas del ropero. Una muy mala organización en ese aspecto, lo que hizo que muchos corredores tuvieran problemas graves para dejar sus bolsas convenientemente identificadas, retrasando su salida. Alberto no logró unirse a nosotros y tuvo que realizar la carrera por su cuenta.
Pocos instantes antes de las 9:00, minuto de silencio en recuerdo de las víctimas del atentado de Boston. Todo el mundo callado, levantaba la mano simbolizando la primera letra de la ciudad golpeada.
Y llegó la hora tan deseada. A las 9:00 de la mañana sonó el pistoletazo de salida. 26.000 corredores comenzamos a lanzarnos a la carrera en busca de algunos de los lugares más emblemáticos de Madrid, intentando recorrer tres distancias diferentes: vestidos de azul, los 10 Km, de amarillo, el 1/2 maratón y de rojo los maratonianos como nosotros.
La gran cantidad de participantes hizo que tardáramos 8:15 minutos en pasar por la linea de salida. Andy, Jose Luis y mi tocayo salieron a otro ritmo. Nosotros comenzamos juntos Dani, Edu, Miriam y yo. Nuestro objetivo era bajar de 4 horas, aunque Dani ya nos dijo desde el primer Km que él iría a su ritmo. Que siguiéramos adelante sin mirar atrás si se descolgaba. En el Km 3 alcanzamos a los globos que marcaban las 5h00'. Por delante iba nuestra marca de 4:00... Estábamos convencidos de poder alcanzarla.
La estrategia la teníamos clara. Una carrera de más a menos, reservando energías durante la primera parte del recorrido hasta llegar a la salida de la Casa de Campo, y allí, si las fuerzas permanecían con nosotros, marcar el ritmo oportuno para acabar en el tiempo deseado. En el Estadio Bernabeu, antes de llegar al Km 4, los corredores del 10K se separaron del resto entre aplausos. Un sentimiento profundo envuelve ese momento cada año. La primera vez lo experimente entre los que se separaban, y las dos siguientes entre los que continuaban.
A las 9:37 llegamos al Km 5, que alcanzamos en 28:55 a un ritmo de 5:47. Un tiempo totalmente de acuerdo con lo esperado, subiendo la Castellana hacia Plaza de Castilla rodeados de cientos de corredores. Primer puesto de avituallamiento que aprovechamos para hidratarnos convenientemente.
A partir del Km 6 la pendiente del recorrido cambió su perfil, y empezó el descenso. En algunos tramos, la cantidad de corredores hacía que la anchura de las calles fuera insuficiente para un paso fluido. Además la previsión del tiempo no coincidió con la realidad (para variar...) y nos convencimos de que las dos camisetas eran demasiada ropa para correr esta carrera. Así que, ni cortos ni perezosos, nos desprendimos de una de ellas en plena carrera. Los globos con la marca de 4:45 estaban unos metros por delante y antes del kilómetro 8 los teníamos ya por detrás nuestro. Las sensaciones eran fantásticas, manteniendo una animada charleta mientras corríamos a buen ritmo. Camisetas multicolores con diversos lemas a nuestro alrededor, pero también disfraces divertidos, como este grupo de "Minnies" captadas en plena carrera.
A las 10:03 llegamos al Km 10 de la carrera, que alcanzamos en 55:29 minutos. Eso suponía 26:34 minutos desde el Km 5, a un ritmo de 5:19 min/Km, totalmente de acuerdo con lo esperado. Nuevo puesto de avituallamiento líquido en este punto, donde la bebida isotónica fue lo que nos pidió el cuerpo.
Los kilómetros seguían pasando, y a las 10:15 llegamos al Km 12, en la calle Joaquin Costa. Era el mismo punto donde el año pasado nos hicimos unas fotos, y quisimos rememorar aquel momento. El año pasado estábamos sonrientes, y este año aun más. Al pasar por encima de la castellana antes de llegar a Raimundo Fernández Villaverde, la gran avenida estaba desierta, sin coches ni gente. Una situación inaudita para esa arteria neurálgica de la ciudad.
Numerosos fotógrafos salpicando el recorrido tomaban instantáneas de los momentos más curiosos o significativos al paso de los corredores a su lado. En el kilómetro 14, al llegar a la Avda de las Islas Filipinas, alcanzamos a un numeroso grupo de la Brigada Acorazada, vestidos con la camiseta morada del Reto Dravet. Les salude incitándolos a cantar como lo hacía la BRIPAC en la media maratón, pero me dijeron que los cantos los reservaban para Alfonso XII. Les dejamos atrás.
Y a las 10:30 alcanzamos el Km 15 de carrera. Llevábamos 1:22:04 horas corriendo, y los últimos 5 Km los habíamos recorrido en 26:35 minutos, exactamente al mismo ritmo de 5:19 que los 5 Km anteriores. Seguían las buenas (excelentes!) sensaciones. Nuevo puesto de hidratación que aprovechamos sin dudar bebiendo breves sorbos de agua y bebida isotónica.
Enseguida alcanzamos los bulevares, y enfilamos Alberto Aguilera hacia el este. Una de las numerosas bandas de rock tenían instalado su escenario en la Glorieta de Bilbao. En ese punto los participantes de la media maratón, con camisetas amarillas, continuaron por la calle Sagasta en dirección a la puerta de Alcalá, para así llegar poco después a la meta del Retiro. El resto de maratonianos, mayoritariamente vestidos de rojo, giramos por la calle Fuencarral en dirección a Gran Via. Alcanzamos los globos de la marca de 4:15 en mitad de la calle Fuencarral. Poco después comentábamos la carrera con el portador de una cámara de video de "Runners Algete", que grababa el recorrido, literalmente, "hasta que le durasen las fuerzas o la batería del cacharro". Aún nos quedaba más de la mitad de la carrera cuando vimos a lo lejos el inconfundible edificio de la Plaza de Callao, donde otra banda de rock animaba la fiesta.
Los edificios de la sombría calle de Preciados enmarcaban al fondo la torre del reloj de la Puerta del Sol, punto emblemático de la ciudad. Era el kilómetro 18 de carrera. Los padres de Miri la esperaban al comienzo de la calle Mayor, y cuando pasó junto a ellos la animaron con gran fuerza. Ella aprovechó ese momento para dejarles en custodia el exceso de ropa que llevábamos encima. Qué buena idea !!!
Al llegar a la calle Bailén giramos a la derecha para pasar por delante del espléndido Palacio Real, donde otra banda estaba animando la carrera. Era el punto donde empezamos nuestro reconocimiento del recorrido dos semanas atrás, y lo teníamos fresco en la memoria. Sebastián Navarrete, fotógrafo de FotoRunners, solidario con Médicos Sin Fronteras, plasmó infinidad de instantáneas en ese punto, entre ellas las "Minnies" que he mencionado antes. Los edificios de la plaza de España se elevaban majestuosos delante de nosotros.
El kilómetro 20 se encontraba en la pendiente anterior a la calle Ferraz, donde llegamos los tres juntos a las 10:57 de la mañana. Llevábamos corriendo 1h:48m:48s, y los últimos 5 kilómetros los habíamos dejado atrás en 26:44 minutos. El ritmo de 5:21 min/km, casi constante desde el Km 5, era perfecto. La charla desenfadada y las risas continuas hacían que nuestro ánimo estuviera por las nubes cuando estábamos a un paso de la mitad de carrera.
Y la media maratón se alcanzaba al final de la calle Ferraz, pasando por el control en 1h:54m:51s, a un ritmo medio de 5:26, tan sólo 42 segundos más lentos que el año anterior. Aquí fue donde el año pasado se nos unió Alberto para hacer de liebre, pero este año estaba en algún punto del recorrido intentando completar su primer maratón antes de los 40, a pesar de que se había prometido a sí mismo no hacerlo hasta no ser "mayor de edad". ¿Lo llegará a conseguir?
El perfil de la carrera continuaría en descenso hasta llegar a la Casa de Campo, pero antes deberíamos recorrer el Paseo del Pintor Rosales, el de Louis de Camoens, la Avda de Valladolid y el Paseo de la Florida. Todo iba bien hasta alcanzar la ermita de San Antonio de la Florida, donde Miri me dijo que necesitaba ponerse la música. Yo también empecé a notar "flojera" en la piernas, y me preocupó sufrir una pérdida de fuerzas en este punto, justo cuando la Almudena se alzaba en el horizonte. Decidí colocarme los cascos para escuchar RockFM y así despejar la mente de dudas injustificadas, lo que me costó casi un kilómetro por el nudo imposible en que se había transformado el cable de los auriculares. Desliar el cable me entretuvo un rato e hizo que mi mente se concentrara en otra cosa. Entretanto, las liebres que iban a acompañarnos hasta el final de la carrera ya estaban preparadas, esperándonos a la salida del pulmón verde de la ciudad.
A las 11:23 llegamos al Km 25, situado en la Plaza de San Vicente, justo antes de entrar en la Casa de Campo. Habíamos completado los últimos 5 Km de carrera en 26:35 minutos, al ritmo habitual de 5:19 a pesar de las sensaciones negativas, y todo gracias al rápido descenso desde Ferraz hasta la Avda de Valladolid. Al son de otra banda de rock cogimos nuevo agua, y en este punto acompañé el agua de un primer gel energético. No quería desfallecer...
Los globos de la marca de 4:00 horas se reconocían a un par de cientos de metros por delante de nosotros. El lago se alcanzaba tras una significado ascenso, y el paseo hasta el Parque de atracciones era un falso llano. A partir de aquí tan sólo hice una foto del recorrido. La música me ayudó a concentrarme, y el gel hizo que recobrara las fuerzas de nuevo. Miri iba un poco peor mientras transcurría la interminable Casa de Campo. La música no le funcionaba, y su cara dibujaba un gesto de preocupación. Pero como siempre, su fuerza y saber estar en los momentos difíciles se volvió a poner de manifiesto una vez más. Edu y yo hacíamos la goma, y a pesar de que el ritmo en este tramo bajó un poco, llegamos al Km 30 a las 11:52, tras 2h44m01s de carrera. Del Km 25 al Km 30, situado poco después de pasar la puerta del Parque de Atracciones, habíamos empleado 28m:48s a un ritmo de 5:46 min/Km. Nuevo puesto de hidratación en este punto que me ayudó a ingerir un nuevo gel energético. Las fuerzas volvían a hacerse presentes, lo que suponía una gran tranquilidad, a lo que se unió el aliciente de que las liebres nos esperaban a poco más de 1 Km de distancia.
Y en el Km 31.5, al final del Paseo de los Castaños, se acababa la Casa de Campo. La marca con los globos de las 4:00 horas se habían distanciado un poco. A Edu se le unió su hermano, Chus se pegó a Miri y Celia se quedó a la espera del paso de Dani, a quien acompañó en cuanto pasó por ese punto. Yo, sin liebre alguna, me uní a Edu y su hermano para subir la cuesta de la Puerta del Ángel hasta el Paseo de Portugal.
La cuesta de la salida de la Casa de Campo, que tan dura me resultó el año anterior, la ascendí sin apenas complicaciones. Que diferencia!!! El Km 32 lo recorrí en 5:38, cuesta incluida. Me sentía pletórico, porque había recuperado las fuerzas, y el hecho de que cada uno de mis colegas estuvieran bien acompañados para el resto de la prueba me dio el entusiasmo necesario para ir en busca de la meta en solitario. Corredores disfrazados de personajes pintorescos marchaban a mi lado. Aprovechando la bajada de la Avda de Portugal, me dejé caer y el Km 33 pasó en tan sólo 5:12. La marca de las 4:00 horas se veía muy cerca, y antes de llegar al Puente de San Isidro dí alcance a los globos de mi objetivo. Era fantástico !!! Si había comenzado la carrera con más de 8 minutos de retraso y ya había alcanzado la marca, eso indicaba que si mantenía el ritmo en lo que quedaba de carrera podía lograr un buen tiempo. Genial !!! Pero había que tener cuidado, porque el tío del mazo podía esperarme en el Km 35, como el año pasado...
Tras subir por el Paseo de la Ermita del Santo, llegué al km 34, justo al iniciar el Puente de San Isidro sobre el río Manzanares, en 5:29 minutos. El estadio Vicente Calderón se quedaba lentamente atrás al iniciar la vuelta por el Paseo de la Virgen del Puerto hacia la calle Segovia. La cuesta de la ciudad castellana del acueducto romano se me haría tan interminable como el año pasado? Había que probarlo, pero antes tenía que completar el Km 35, donde llegué a las 12:19 de la mañana. Los últimos 5 Km los había recorrido en 27m:04s, a un ritmo de 5:25 min/km. Llevaba ya 3h:11m:05s de carrera. Nuevo punto de hidratación, agua y bebida isotónica acompañadas de un tercer gel energético. Comenzaban las cuestas. Aquí comenzaba realmente el maratón, y no podía desfallecer.
Al llegar a la esquina de la calle Segovia, el recuerdo de la muralla que supusieron el año pasado esos poco más de 200 metros me asaltó con nerviosismo, pero este año los kilómetros se deshacían bajo mis piernas como mantequilla al paso de un cuchillo caliente. Se trataba de una pendiente, si, pero totalmente asequible. Qué alegría!!! Era fantástico!!! El Km 36 quedó atrás a un ritmo de 5:22 min/Km.
El recuerdo doloroso del año pasado se había transformado en un sentimiento de fortaleza infinita. Sé que la euforia en este punto no es buena compañera, pero intenté seguir al mismo ritmo, y veía cómo los corredores que instantes antes estaban delante de mí rápidamente se iban quedando atrás. El ritmo que llevaba me permitía ir pasando, uno tras otro, a muchos atletas que me recordaban a mí hace un año. El tío del mazo se estaba entreteniendo con ellos, y en esta ocasión a mí me dejó tranquilo. Mi paso por el Km 37 fue capturado por el objetivo de Alfredo, compañero de trabajo y asiduo seguidor de esta carrera, que tras llamarme con un grito me pudo plasmar pulgar en alto frente al número 27 del Paseo Imperial.
El Km 38 empezaba a los pocos metros de iniciar la calle del Doctor Vallejo Nájera, donde la cámara de Sebastián Navarrete, de fotorunners.blogspot.com, también me inmortalizó entre otros corredores que pasaban a la par que yo. Lo completé unos segundos más rápido que el anterior, a un ritmo de 5:18 min/Km, y las sensaciones eran inmejorables, La emisora RockFM seguía sonando a través de mis auriculares, dándome alas. Poco después pasarían por el mismo punto Eduardo y su hermano, y Sebastián volvió a recoger el momento en el documento gráfico.
La pendiente del Paseo Imperial había quedado atrás sin síntoma alguno de desfallecimiento. Por delante me esperaba el Paseo de las Acacias hasta la Glorieta de Embajadores, pero al igual que el 37, el Km 38 lo pasé en 5:18 minutos más. Qué fácil estaba resultando!!! Qué alegría !!! Qué diversión !!! Kilómetro tras kilómetro la meta cada vez se sentía más cercana, y yo no hacía otra cosa más que correr animádamente dejando atrás a muchos participantes minuto a minuto.
La Glorieta de Embajadores dio paso a la pendiente continua de las Rondas de Valencia y Atocha. Era un Km más hasta llegar al Museo Reina Sofía, pero los cientos de corredores por delante de mí me impedían ver el final del tramo. Un ritmo constante, más rápido que la mayoría de los que me rodeaban, me hizo alcanzar la marca del Km 39 de nuevo en 5:18 minutos más. Ritmo constante durante la ascensión de los últimos tres kilómetros.
El año pasado no me quedó ningún recuerdo de mi paso por la Plaza de Carlos V, frente a la estación de Atocha, excepto mi impotencia para seguir corriendo y el ser adelantado por numerosos, cientos, quizás miles, de corredores. Este año, sin embargo, recuerdo claramente el sonido de los acordes de la banda situada en plena Plaza de Atocha y a mí levantando el brazo con el puño cerrado al ritmo de la música. Estaba a punto de llegar a la temida cuesta de Alfonso XII, pero los kilómetros iban pasando uno tras otro sin que eso supusiera carga ni dificultad alguna. Realmente parecían de mantequilla...
Dejamos atrás la Plaza de Carlos V y giramos a la izquierda para enfrentarnos a los últimos 2.500 metros de carrera. RockFM me obsequió, al llegar a ese punto, con la energética "Highway to hell" del mítico grupo AC/DC. Una fuerte pendiente marcaba el comienzo de la calle Alfonso XII, que tanto sufrimiento me produjo el año pasado. Sin embargo este año, a pesar de tener que disminuir ligeramente el ritmo de la marcha, incliné la cabeza, fijé la vista al suelo y fui capaz de mantener un ritmo constante. Aunque me fui fijando, no conseguí reconocer a nadie en ese tramo, a pesar de que sabía que iba a haber conocidos. Y en cuanto la carretera se hizo menos pendiente, la señal indicando el Km 40 apareció delante de mí. Pasé por ese punto a las 12:46, 3 horas 37 minutos y 59 segundos después de iniciar la carrera. El último Km lo completé en 5m:39s, y los últimos 5 Km, en pendiente constante desde poco antes de la Calle Segovia hasta el primer tercio de la calle Alfonso XII, los realicé en 26m:54s, a un ritmo medio de 5:23 min/Km
Quedaban poco más de 2 Km y parecía posible llegar a conseguir el objetivo deseado antes de empezar: terminar en menos de 4 horas y llegar con fuerza suficiente a la meta para disfrutar de la carrera. La Puerta de Alcalá se veía ya al fondo, y yo seguía marcando un ritmo lo suficientemente rápido para ir adelantando de forma continuada a muchos corredores. Algunos andaban, otros paraban a estirar gemelos, otros tan sólo dejaban que su cuerpo avanzara sin excesivo control sobre él. Y yo continuaba corriendo con la imagen del arco final de carrera, donde me encontraría con mis hijos.
"Mírala, mírala.. ahí está, ahí está... la puerta de Alcalá"... No me sorprendería en absoluto si me aseguraran que la letra de esta famosa canción la compuso un corredor de pruebas populares madrileñas... Qué alegría supone ver esta emblemática puerta, pasar a su lado y dejarla atrás cuando comienzas a enfilar la calle O'Donell. Allí estaba la marca del Km 41, que alcancé en 5:17 min contados desde el Km 40. ÚLTIMO KILÓMETRO !!! Sólo restaba apretar los dientes y continuar por O'Donell todo lo rápido que pudiera, antes de entrar al Retiro para dejarme caer por el Paseo de Coches hasta la meta final. Me encontraba muy entero, sobre todo si me comparaba con los corredores que me rodeaban. En muchos casos, sus caras parecían verdaderos poemas...
En el Paseo de Coches levanté las rodillas, amplié la zancada y me dejé caer al ritmo que podía en dirección a la meta. Y 300 metros antes de llegar a la emblemática marca del Km 42, último hito del maratón, como si de un espontáneo taurino se tratara, Pablo salió corriendo de entre las vallas a la vez que sus hermanas, Laura y Marina, me gritaban desde el lateral del recorrido. Qué emoción tener a mis tres hijos cerca, con uno de ellos corriendo a mi lado... Un momento inolvidable. Tan sólo por eso, independientemente del tiempo y del cansancio, habría valido la penar recorrer los casi 42 Km hasta ese instante.
En compañía de Pablo me resultó muy fácil llegar al deseado Km 42, que quedó atrás en otros 5:17, exactamente al mismo ritmo que el del Km anterior. Sólo quedaba un sprint final hasta el último arco que soportaba el cronómetro, y lo realicé cogido de la mano de mi hijo. Cuando llegamos al final del recorrido, el reloj marcaba 3:57:49 al pasar debajo de él. ¡¡¡ El objetivo estaba cumplido !!! Y llegué con fuerza, mucha fuerza, lo que me permitió disfrutar sin sufrimiento alguno de los últimos kilómetros del recorrido, que tan malos momentos me hizo pasar el año anterior.
Pero, ¿cuál sería el tiempo final conseguido?. Estaba, obviamente, por debajo de 4 horas... Cuando miré mi cronómetro de pulsera vi que el reloj lo había detenido en un tiempo real total de 3h:49m:33s, Excelente resultado... !!!! Supone un ritmo medio a lo largo de la prueba de 5:26 min/Km, 11.04 Km/h. El recorrido no me supuso un gran esfuerzo, llegando al final pletórico y con energía de sobra. Estoy convencido de que podría haber completado el recorrido a mayor velocidad, reduciendo entre 5 y 10 minutos el tiempo final.... Pero... lo hubiera disfrutado tanto ??? Seguramente no...
Por detrás llegaban Edu junto con su hermano, Miriam acompañada de Chus y Dani con su liebre Celia. Y Alberto también lo hizo en compañía de amigos suyos. Todos fueron pasando por linea de meta uno tras otro, y cada uno de ellos con caras de satisfacción y alegría por el reto conseguido.
Los tiempos finales oficiales fueron muy satisfactorios para todos, sólo hay que ver las caras de alegría de cada uno de nosotros al cruzar la meta. Dani bajó más de 10 minutos su tiempo anterior y entró en la meta acompañado de sus chicos, Miriam y Edu bajaron de las 4 horas como querían, Alberto, aunque no pude verle, completó su primer maratón en un tiempo excelente, las liebres hicieron su trabajo a la perfección y yo bajé mi tiempo en más de 16 minutos, llegando con la fuerza necesaria para ir adelantando a casi 1000 corredores en los primeros 30 Km y a otros 1000 en los últimos 12. ¿Qué más se puede pedir?.
Y tras el esfuerzo, unas fotos de grupo para la posteridad y el recuerdo una vez recuperados. Buen ambiente y buenas caras, la mía "1000 veces mejor que la del año pasado", me dijo Marina.
Enhorabuena a todos los participantes que consiguieron llegar al final en cada una de las tres pruebas simultaneas disputadas en Madrid, en especial a los ganadores de la gran prueba del Maratón. En categoría masculina se impuso Francis Kiprop con un magnífico tiempo de 2:10:37, y en categoría femenina lo hizo la española Vanesa Veiga Comesaña, que paró el crono en 2:36:38.
Mis hijos y yo regresamos en tren a casa. Las caras divertidas de los tres compiten con la mía, reflejo de la alegría, el orgullo y la satisfacción que me invadía en esos momentos, y que continuó durante todo el día mientras me reponía tirado en el sofá de mi casa, de donde no me moví en toda la tarde.
Y termino esta crónica como la empecé:
Segundo Maratón a mis espaldas... y, por suerte, QUÉ DIFERENTE DEL PRIMERO !!! Con esta sensación que me invade en estos momentos es muy probable que no haya dos sin tres !!!
13-Jun-2013.- Acabo de recibir un link al Video Oficial del Rock'n Roll Maratón de Madrid 2013. No salimos, pero las instantaneas por el recorrido y el espíritu del maratón quedan bien reflejados en las imágenes. ¡¡¡ Que lo disfrutes !!!
Enhorabuena Alfonso, como me alegro de leer esta cronica y la cara de felicidad que tienes.
ResponderEliminarSiento que os debo una, elige fecha y hora.
Cuidate
Enhorabuena Alfonso! Ha sido una alegría leer tu crónica. Da gusto ver que alguien la corrió disfrutando como tú. Nada fácil en Madrid. Además, te salio muy constante. Tampoco fácil en Madrid.
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