Martes, 21 de Mayo de 2013
El pasado octubre, sentados en un bar de Santiago de Compostela, celebrando el haber culminado cada uno nuestro Camino, un peregrino asturiano, al que había conocido un par de días antes, me comentó que tenía que cumplir una promesa antes de Julio, y que consistía en recorrer en un día el camino que separa su casa, en Gijón, con la de la Santina, en Covadonga. No se si sería por la emoción del momento, por lo que me gusta Asturias o por el albariño que llevábamos probado, pero a mí se me ocurrió decirle: "Pues si decides ir, yo te acompaño"
Y aquí estamos, siete meses después, en ciernes de acompañar a JC a cumplir su promesa en la forma estipulada. Serán unos 80 Km, más o menos, lo que separan las dos casas, y el recorrido, que pretendemos hacer corri-andando o andi-corriendo, transcurrirá por el llamado Camino del Garrapiellu, que intenta ir lo menos posible por carretera, atravesando montes y praderías.
Parece ser que la ruta, gracias a la asociación Tertulia Cultural El Garrapiellu de Gijón, está perfectamente señalizada. Durante todo su recorrido se pueden encontrar dos tipos de indicaciones: unos postes con unas tablillas de madera con un trisquel y un letrero que dice Camín a Cuadonga, y los “garrapielles”, que son unas señales de color amarillo formadas por una flecha y un trisquel. Dicen que las marcas pueden estar en cualquier lugar, tanto pintadas sobre el asfalto como en un árbol, una piedra, un poste de luz… Pero siempre están bien visibles. Aquí os dejo unas fotos de estas señales, que sintetizan la simbiosis entre el Camino de Santiago y el Camino a Covadonga. Una alegoría de lo que me ha ocurrido a mí...
Ya tengo organizado el viaje de ida y el de vuelta, la ropa, las zapatillas de correr y una mochila tipo "camel" que me he agenciado para esta aventura. Yolada, La Pingüina Veloz, me ha obsequiado con un montón de consejos desde la experiencia de sus ultra-maratones. Además he intentado recopilar toda la información posible acerca de la ruta, con los desniveles, las distancias y los posibles puntos para descansar. Todo está preparado. La ilusión a tope. Y las ganas de aventura por los aires. Ya sólo falta que llegue el día D, y que el tiempo, últimamente tan inestable, nos acompañe.
¡¡¡ Nos vemos camino a Covadonga !!!
Si quieres conocer el desenlace de esta aventura, puedes seguir leyendo lo que aconteció en la siguiente entrada: "De Gijón a Covadonga en un día: El camino del Garrapiellu. La Historia"