domingo, 18 de octubre de 2015

XXXV Carrera de la Ciencia



     XXXV Carrera de la Ciencia - Madrid, 18 de Octubre de 2015.


     Aunque parece que fue ayer, ha pasado casi un año desde mi última entrada en este blog. Al igual que Buggles nos cantaba que el "Video mató a la estrella de la Radio", las nuevas posibilidades de comunicación inmediatas, como WSP o FBK, están haciendo que este tipo de blogs se encuentren en declive. Tan sólo pueden perdurar mientras FBK no permita buscar posts de forma sencilla dentro de su aplicación, pero eso no tardará mucho en llegar. ¡Seguro!.



     Han pasado ya siete años desde mi primera carrera con dorsal y chip, y fue precisamente en la edición XXVIII de esta misma cita. Parece que fue ayer, pero como cantaba Soledadd "Sole" Giménez con Presuntos Implicados, "cómo hemos cambiado" y cuánto ha llovido desde entonces.



     Lo que me ha resultado más curioso de esta edición, una cita clásica otoñal de los corredores madrileños y de muchas otras partes de España, es que después de 7 años desde aquella primera participación, nada ha cambiado: el mismo circuito, la misma salida, los mismos chips y la misma organización. Todo exactamente igual, a pesar de que el número de gente se ha multiplicado y la tecnología de cronometraje ha evolucionado mucho.


     En mi opinión, la Carrera de la Ciencia se ha quedado estancada en estos puntos y creo que algo, ¡mucho!, se podría mejorar. Lo primero los chips de cronometraje, los menos ergonómicos que conozco, todavía serigrafiados sobre la dura placa de circuito impreso cuando ya casi todas las carreras llevan el chip desechable ligado al dorsal. La moda del "vintage" está bien para algunas cosas, pero no para todo.

     Lo segundo, la zona de recogida de chips y, al final de la carrera, el lugar de devolución de los mismos. Un emplazamiento muy estrecho, incomodo y poco agradable teniendo en cuenta el número de gente inscrita. Y si hablamos de los accesos a dichas zonas, tampoco brillaban por su comodidad, todo lo contrario, muy abigarrados y estrechos, con vehículos circulando por ellos al mismo tiempo que pasaban los corredores. Además, la elección del tallaje de la camiseta conmemorativa no tiene perdón de Dios, sin opción de elegir otra que no fuera la L o XL. ¡¡¡Me ha tocado un sayón que usaré como camisón de cama!!!

     En tercer lugar, la zona de salida. Una carrera prestigiosa como esta, ya en su XXXV edición, debería evitar el amontonamiento de corredores con marcas diferentes en la zona de salida. La segregación por cajones en función del ritmo de carrera es algo imprescindible cuando la participación es tan numerosa. Todos nos estorbamos, tanto los que vamos mas lentos a los que van más rápidos como los que van más rápidos a los que vamos menos deprisa por querer mantener su ritmo de carrera. Nadie gana así, y si intentas evitar las aglomeraciones yendo por las aceras, corres el riesgo de golpearte con los bolardos de hierro o con las papeleras. Por favor, eviten estas situaciones... o al menos protéjanlos como lo están estos otros bolardos de Lavapiés, que además de evitar golpes, le ponen colorido a las calles.


     Y por último el circuito. Serrano es una calle ancha. El lateral de la Castellana también. Pero, ¿qué me decís de la unión entre las dos? ¿No hay otra calle más ancha que la calle Recoletos? Si la salida estuviera organizada por marcas, sería menos importante (que ni así...), pero la calle Recoletos es un embudo imperdonable para una carrera de esta categoría.

     Pero si nos abstraemos de todos estos "pequeños detalles", el día ha amanecido fantástico para correr. Una temperatura ideal, con 14 grados, aunque quizás con demasiada humedad para los meseteños. Pero la lluvia nos ha respetado y hemos hecho una carrera "en seco".

     Mi marca ha sido mejor que la de mi estreno en estas lides siete años atrás, pero muy lejana de aquel 42:29 "histórico" con el que paré el crono cuando las distancias cortas eran mi rutina diaria. Ahora, entrenando para distancias más largas, tanto maratones como medios maratones, la chispa de la velocidad se ha diluido un tanto. Hacía más de un año que no corría un 10K en serio, sin hacer el papel de cómoda liebre, y llegar en un tiempo de 48:27 ha sido un esfuerzo de los que ya no recordaba en estas carreras.


     Lo mejor de todo, la estupenda compañía del grupo de amigos que nos hemos dado cita en Serrano 113 este domingo por la mañana. Me he divertido, sobre todo tras llegar a la meta, aunque en el km 3 creía que no llegaba a cruzar bajo el reloj de la llegada.





     Lo peor, el golpe que me he dado contra un bolardo de hierro a los 400 metros de la salida, que me ha retrasado casi un minuto hasta que me he repuesto y he podido continuar. Hubiera bajado de 48 minutos si no llego a tener dicho percance. La próxima vez tendré que tener más cuidado para no golpearme con uno de ellos, o bien ser tan ágil como este bolardo con saltador incorporado.


     Pero bueno, habría que ir a preguntarle cómo se encuentra al trozo de metal con el que me he golpeado, porque no sabe con quién se la ha jugado!!!

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...