jueves, 8 de mayo de 2014

Rock & Roll Madrid Maratón 2014: XXXVII edición MAPOMA



     Iba a ser una nueva reunión de amigos y seguidores incondicionales. Antes, durante la semana, numerosos mensajes y señales de ánimo en móviles y cuentas de redes sociales. Se siente a mucha gente cerca, lo que siempre es muy gratificante, y en retos como este, mucho más.

     El día anterior había estado en la feria del corredor, esta vez sin gente, y me hice con los dorsales y camisetas para Miri y para mi. Color negro y, como va siendo habitual, personalizados con nuestro nombre. Un feria muy completa y bien organizada, donde muchos stands se dedicaron a la promoción de futuras eventos deportivos en lugares diversos y con fines diferentes. El recorrido de los 10K, la Media Maratón y la Maratón completa estaban presentes en un lugar destacado del recinto, donde fuimos muchos los que nos fotografiamos ante él con el dorsal o la camiseta en la mano.





     El día comenzó a las 6:30, cuando el estruendoso despertador me arrebató de los brazos de Morfeo. Hubiera preferido que fuera Morfea, aunque el nombre no suene muy agraciado, pero el reino de los sueños le pertenece a él. Qué le vamos a hacer. Lo asumiremos así. Día luminoso, pero con pronóstico variable. Hará frío? Calor? Tendré que llevar guantes? Cortaviento? Manga larga o manga corta? Tenía todo preparado, pero a última hora no sabía muy bien qué ponerme.

     A las 8 en el centro de Madrid, un Madrid diferente, vacío de coches, sin ruido... Tan sólo corredores, cientos de ellos, con sus largas sombras recortándose sobre el asfalto, cada uno protegiéndose del frío como mejor podía y dirigiéndose hacia el lugar de la salida. 29000 corredores se daban cita en Cibeles, y en esas condiciones era muy fácil coincidir con ellos cerca de la Puerta de Alcalá.


     A las 8:30 estábamos en la Plaza de Cibeles, frente al Palacio de Telecomunicaciones, para que nuestra reportera particular (http://www.hormiguitas.org/drupal/) nos hiciera la foto de grupo mientras los ya tradicionales paracaidistas de las Fuerzas Armadas llegaban volando a posarse a los pies de la diosa postrada en el carro tirado por leones. Finalmente vestimos de corto, mínimo peso, sin cortavientos ni guantes.


     Minutos antes del inicio de la prueba, un alterado bullicio se hacía dueño de los alrededores del Paseo del Prado. Cada uno buscando su cajón desde donde tomar la salida, con la idea de llegar a la meta sin tener que ser asistido por los simpáticos voluntarios responsables del coche escoba.


     Y como un presagio de lo que será la final de la Champions en Lisboa el próximo 24 de Mayo, allí estaban Cibeles y Neptuno hermanados gracias a un multitudinario cordón de corredores que esperábamos la salida de la carrera.


     Y sonó el disparo anunciador del comienzo. Imagino que la primera linea saldría lanzada de forma inmediata a recorrer los 21 o 42 km que les esperaban por delante, pero nosotros, sumergidos en el cajón 4, tuvimos tiempo de saludar a nuestra fotógrafa Paloma antes de emprender la marcha. Aún tardamos casi 10 tensos minutos en pasar por debajo del arco de salida. La adrenalina se hizo presente en nuestro cuerpo con gran intensidad.


     Por delante nos esperaba toda la ascendente Castellana hasta Plaza Castilla para volver hacia el sur por Bravo Murillo. Llegando a Cuatro Caminos la carrera se giró hacia la izquierda de nuevo para cruzar la Castellana en dirección a la República Argentina. Y por allí pasó todo el grupo, comenzando por las sillas de ruedas, la cabeza de carrera a pie y las primeras mujeres corriendo en grupo. El chorro de la fuente de los delfines se erguía recto hacia el cielo azul al paso de los corredores mientras el grupo de música rock sonaba incansable animando la mañana.


     Y nosotros pasamos junto al chorro de la Fuente de los Delfines justo por detrás de los globos que marcaban el crono de 4h:15m. Era el kilómetro 12 y había pasado poco más de una hora desde que tomamos la salida.


     Seguimos a buen ritmo cuando pasamos la cuesta de la calle Serrano, y nuestra reportera particular pudo captarnos en movimiento al cruzar el puente de Eduardo Dato sobre la Castellana, camino de la Glorieta de Rubén Darío. Era el km 14. Por delante nos esperaba la calle Almagro seguida de la ascensión por Santa Engracia hasta José Abascal, a la que nos enfrentamos con buen humor y una sonrisa.


     Este Maratón, que había preparado tan sólo durante poco más de un mes debido a las ocho semanas de obligado parón por el esguince de tobillo, me lo planteé como una prueba de recuperación haciendo de liebre de Miri. Edu iba más fuerte, lo que se veía claramente al descender por la calle San Bernardo, y a partir del kilómetro 18 nos dijo "adiós" en busca de un crono de 3h:45m. "¡¡Mucha suerte!!". En el Puente de San Isidro le esperaría Dani, compañero de anteriores maratones, para correr junto a él los últimos 10 km de la carrera.

     Y tras ascender por Gran Vía, la Puerta del Sol se dejaba ver al fondo de la calle Preciados, entre las cabezas de los corredores y el numeroso público allí congregado. La música Rock resonaba en el Km 0, convertido para esta ocasión en el Km 19, y el restaurado Tío Pepe acompañaba al grupo con los acordes de su renovada guitarra desde uno de los tejados de la Plaza. Un apoyo incondicional, la familia de Miri, esperaba nuestro paso a la entrada de la Calle Mayor, lo que sirvió de estimulo renovador para enfrentarnos a la segunda parte del recorrido.


     La multitud se agolpaba en la calle Mayor, reduciendo el espacio para los corredores. La animación te fustigaba para seguir corriendo, pero a la vez te lo impedía por la estrechez del paso. Pero poco a poco la calle se fue haciendo más amplia, y la Plaza de la Villa dio paso al Palacio Real en la Plaza de Oriente. Allí estaba el Km 20, que alcanzamos 10 segundos antes de 1h:50m. Al fondo la Plaza España nos anunciaba el comienzo de Ferraz y de esa ligera pendiente que nos llevaría un poco después hasta el punto medio de la carrera.


     Los puntos de hidratación, repartidos a lo largo del recorrido cada 5 kilómetros, eran lugares de referencia donde reponer líquidos. En esta edición, además de agua o bebidas isotónicas, algunos puntos incluían porciones de fruta, como plátanos. Una iniciativa de la organización muy bien valorada por los corredores, a pesar de lo resbaladizo del suelo por las cáscaras caídas sobre la calzada.

     Poco después del cuarto punto de hidratación, la pancarta de mitad de carrera se elevaba atravesando la calle Ferraz, que cruzamos en 1h:56m:14s. Llevábamos un ritmo medio hasta ese punto de 5:30, según lo previsto. La mitad de la carrera en 4 minutos menos de dos horas, un buen ritmo para llegar a bajar de 4 horas en la meta del Retiro. Y a los pocos metros, en la esquina con Romero Robledo, la sorpresa se hizo presente cuanto unos gritos de ánimo sonaron a coro desde cinco voces diferentes. Mi primo Iñaqui con Susana y sus tres niñas, Laura, María y Rosa, estaban allí para ayudarnos con sus aplausos a continuar corriendo. ¡Qué subidón!

     Pintor Rosales nos encarriló hacia el Paseo de Camoens y cuando comenzamos a descender por la Senda del Rey me llamaron la atención unas alas voladoras unidas a una gorra. Si estuviéramos en una sesión de cine infantil podría haberse tratado de Mario Bros, o quizás de Asterix. Pero esa visera alada me resultó muy conocida, y estando en mitad de una carrera no me costó reconocer bajo ella a Yolanda, La Pingüina Veloz, cuyo fantástico blog sigo con asiduidad. Tenía entendido que no iba a participar en esta carrera y no esperaba encontrarle en el Maratón, pero a veces las cosas ocurren así. Estuvimos charlando de planes presentes y futuros, Pamplona entre otros, mientras dábamos cuenta (sin darnos cuenta) de la Avda. Valladolid. Pero al llegar a la entrada de la Casa de Campo, Yolanda se nos perdió sin enterarnos, posiblemente reclamada por sus numerosos incondicionales o quizás por ser llamada a declarar ante un tribunal.

     Este año el recorrido del Maratón entraba en la Casa de Campo en el Km 26 y tan sólo rodaba 4 km por su interior, devolviéndonos a la Puerta del Ángel en el Km 30. En ediciones anteriores esta parte del recorrido siempre era muy solitaria y cansina, pero en esta ocasión, al recortar su longitud, se hizo mucho más llevadera y amena. Esperaba encontrar a nuestro amigo Alberto en el Km 26.5, pero los pitos y flautas nos sorprendieron en el 29. Alberto no ha podido correr este año por lesión, pero quiso participar del espectáculo desde la cuneta, acompañado de su mujer y su aficionado hijo. ¡Gracias por vuestrso ánimos! ¡Que te recuperes pronto, Alberto!

     ¡Cómo cuesta dejar atrás la Casa de Campo! Y no es que quisiéramos quedarnos a almorzar con todo el público que se concentraba en ese punto, pero la cuesta de la Puerta del Ángel recuerda a la de otro ángel, esta vez el Ángel Caído, del Parque del Retiro. La pendiente hace que el esfuerzo se intensifique al máximo y las piernas se dan cuenta por primera vez de la treintena de kilómetros que llevan acumulados. Llegamos al km 30 a las 2h:47m:36s. El ritmo de los últimos 10 Km había sido algo más lento que en la primera mitad de carrera, pero si no decaía mucho, seguíamos en plan. Podríamos llegar en menos de 4 horas a la meta del Paseo de Carruajes.

     La bajada hacia el Río Manzanares nos dio un respiro, permitiéndonos una ligera recuperación, a lo que ayudó el estruendo musical a ritmo de Rock de un establecimiento de la Calle Marqués de Monistrol poco antes del Km 31. El Paseo de la Ermita del Santo nos acercó poco a poco al Puente de San Isidro sobre el Manzanares, el punto mas al Sur del recorrido y el comienzo del tramo final de la carrera. El Vicente Calderón nos vio pasar, impertérrito, al otro lado del puente. Es el momento de darlo todo. Aquí comienza la carrera de verdad... y Miri se conectó la música que traía preparada para este preciso instante.


     ¡Y qué música! ¡Menuda marcha! Fue colocarse los auriculares y el cambio de ritmo fue inmediato. Tuve que estar atento para no perderle entre la gente, a la que adelantaba de forma constante. Tan sólo comentar que pasamos el km 30 en la posición 7350, y 10 km después estábamos 1000 posiciones más adelante. Es increible lo que hace la mente, y la concentración en el objetivo final.

     Yo no suelo llevar música, pero cuando la llevo prefiero a los Rollings, Led Zeppeling, Deep Purple o AC/DC con su "Highway to Hell". Miri se había preparado un repertorio de una hora con U2, Red Hot Chili Peppers, Scorpions o Killers con su "Human", que fueron capaces de abstraerla de una forma increíble. Cuando llegas a ese estado te olvidas del cansancio, y el cuerpo entra en una momento de actividad inusitada, donde el correr lo es todo, un estado casi de éxtasis.



     Y así, empujados por la música, dejamos atrás el Paseo de la Virgen del Puerto, subimos la pendiente de la Calle Segovia, corrimos por el Paseo Imperial para llegar al Km 35... y no vimos por ningún sitio al "hombre del mazo". Así que, concentrados en correr y con la música a tope,  seguimos por el Paseo del Dr. Vallejo Nájera y el Paseo de las Acacias, y dejando atrás la Plaza de Embajadores alcanzamos la Ronda de Atocha sin tomar una sola foto hasta llegar al Museo de Arte Reina Sofía. Era el Km 37. Cinco más y estábamos en el Retiro. Pero antes, al comenzar el Paseo del Prado, una nueva inyección de entusiasmo al recibir los ánimos de mis chicas, entusiastas y sonrientes, y de los padres de Miri un poco después.


     El recorrido de esta edición eliminó el ascenso por Alfonso XII, y lo sustituyó por el trayecto hasta Colón corriendo por el Paseo del Prado y Recoletos hasta llegar al Km 39. Yo no se muy bien si el nuevo recorrido es menos duro que el anterior, pero llegar a Colón tiene su aquel. Y si además le añadimos el recorrido, también ascendente, por Goya, Velazquez y Ortega y Gasset hasta la Plaza del Marqués de Salamanca, el esfuerzo es considerable. Y por eso no hay fotos. Pero el esfuerzo se compensó con la animación del corredor "número 12" , entre los que descubrí a Marta en Colón y a Alberto y sus pitos y flautas en Goya. Buen ambiente en este tramo que nos ayudó a llegar al Km 40 en 3h:46m:39s. Nos quedaban algo más de 13 minutos para los dos últimos kilómetros largos. ¿Lo conseguiríamos?


     Y el Marqués de Salamanca nos invitó a conocer al Príncipe de Vergara. La nobleza se mostró amable con el pueblo, organizando el inicio de un descenso continuado hasta casi el Retiro. La calle principesca, vista desde lo alto, mostraba un impresionante aspecto multicolor. El km 41 dio paso a la última ascensión del recorrido, que terminó al alcanzar la Torre de Valencia, anunciadora de la llegada del Retiro. Menos de un kilómetro...


     Y al llegar a O'Donell nos encontramos con el primero de los arcos. Sabíamos que no habíamos llegado todavía, pero la llegada estaba muy cerca... y la cara tensa soltó la primera sonrisa.


     La puerta del Retiro nos dio acceso al Paseo de Carruajes. Seiscientos metros de bajada continua hasta la meta. Mucha gente por delante. Un último esfuerzo para terminar nuestro tercer maratón de Madrid. ¡Venga, vamos...!  ¡¡No te detengas!!  ¡¡¡Acelera!!!


     Un arco, otro arco... Sprint final. Hay que llegar antes de las 4 horas... ¡¡¡Vamos, vamos!!! Miro a la gente que anima en las vallas protectoras. Deberían estar mis chicos por ahí. Pero miro y no encuentro... Seguimos corriendo. Otro arco más, y llegamos al 42. Sólo quedan los 195 últimos metros. El reloj se vislumbra bajo el último arco, cambiando, segundo a segundo, los dígitos de su display. 4:08:20, 21, 22... Adelantamos en los últimos metros a un grupo de camisetas amarillas y, con un grito de satisfacción, cruzamos la meta cuando el reloj marcaba 4:08:28 desde el momento del disparo inicial.


     ¡Acabamos! Llegamos a la meta de nuestro tercer maratón. Satisfechos, aunque cansados, y acompañados de una gran sonrisa. Sonrisa que se convirtió en carcajada al descubrir que el Tiempo Neto había sido inferior a las 4 horas, el objetivo que nos habíamos planteado. Una mañana estupenda para correr, un recorrido exigente a la vez que cautivador, una organización perfecta, unos voluntarios extraordinarios y una afición que se hace cada vez más presente en el recorrido, posiblemente ayudada por el buen tiempo y la animación musical de los grupos de Rock tocando en vivo.

     Estos son los resultados de nuestra participación en este R&R Madrid Maratón 2014, que aparecen en la clasificación oficial de la prueba, donde también se pueden ver las fotos oficiales asignadas a los dorsales participantes.


     Enhorabuena al keniata Ezekiel Kiptoo Chebii, de 23 años, que en su primera participación en un maratón consiguió fijar un nuevo record de la prueba por debajo de las 2h 10m. Y enhorabuena también a los primeros clasificados tanto en categoría masculina como femenina.


     Felicidades a los 11.050 participantes que consiguieron llegar al final del Maratón independientemente del tiempo empleado para ello. La meta seguía abierta después de cinco horas, y muchos corredores seguían pasando por debajo del arco de meta con ese registro. Un maratón es un reto muy serio y no importa en cuánto tiempo se termine. Lo importante es planteárselo, conseguir entrenar para prepararlo, vencer a la pereza, superarse a uno mismo y sentir tal satisfacción que te haga volver a intentarlo de nuevo.


     Mi más efusivo agradecimiento para estos compañeros de aventura con los que, además de durante la carrera, he podido disfrutar durante los meses de preparación. Seguro que no será la última maratón que corramos juntos, aunque no sea en Madrid la próxima vez.

     Y por último he dejado a ese grupo de incondicionales seguidores, los más importantes, que son mis chicos, a los que tengo que agradecer sus ánimos durante todo el año, su interés por mis resultados y su estímulo permanente, haciendo así que las carreras formen parte de mi vida.. y de la suya. ¡¡¡ Muchísimas gracias !!!


     ¡Ah! Y tan buen sabor de boca me ha dejado esta carrera que en Noviembre tengo previsto correr el Maratón de Valencia. Siempre me ha atraído esa imágen de la alfombra azul flotando sobre las aguas de la Ciudad de las Artes y las Ciencias conduciendo a los corredores hasta la meta. La próxima vez espero ser yo uno de ellos. Y después... una gran horchata!!! ¿Te apuntas?


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